A PROPÓSITO DE LOS
ANTIBIÓTICOS
Los antibióticos se
acaban, es tiempo de actuar. Con este mensaje desesperado la Sociedad
Americana de Enfermedades Infecciosas (IDSA) se dirigía a la comunidad médica
en el año 2008. Desafortunadamente, este mensaje sigue vigente hoy en día
porque los dos problemas a los que pedía hacer frente, las resistencias
bacterianas y el agotamiento de la eficacia de los antibióticos, no han dejado
de aumentar. El problema es de tal magnitud que, el año pasado, la Organización
Mundial de la Salud (OMS), definió la resistencia a los antimicrobianos como
una grave amenaza para la Salud Pública mundial y realizó un llamamiento a
todos los países para desarrollar estrategias para optimizar el uso de estos
medicamentos.
Los antibióticos constituyen
uno de los hitos más trascendentes de la medicina. Desde su descubrimiento, han
salvado millones de vidas, y han hecho posibles avances médicos inimaginables,
como las cirugías complejas, los trasplantes de órganos o la quimioterapia para
la curación del cáncer. Sin embargo, su uso indiscriminado e inadecuado es un
factor clave en la aparición de las resistencias bacterianas. En muchos países,
como el nuestro, son frecuentes las infecciones por bacterias sensibles a un
solo antimicrobiano, y crecen los casos de infecciones causadas por bacterias
pan-resistentes, es decir resistentes a todos los antibióticos conocidos.
En este escalofriante escenario internacional, España es uno de los países con mayor
consumo de antibióticos por habitante y ocupa uno de los primeros lugares
en incidencia de infecciones por bacterias resistentes. El consumo
extrahospitalario de antimicrobianos en España en el año 2013 fue un 48%
superior al de Alemania (20,9 DHD vs 14,1 DHD) según datos de la European
Surveillance of Antimicrobial Consumption Network (ESAC-Net).
La OMS define el uso adecuado de los antimicrobianos, como
aquel dirigido a curar procesos infecciosos al mismo tiempo que se minimiza la
selección y diseminación de microorganismos resistentes. Esta definición es
inteligente porque el motivo más importante para el desarrollo de resistencias
bacterianas a los antibióticos es el uso excesivo e inapropiado de los mismos y
esto ocurre con demasiada frecuencia.
Una de cada dos
prescripciones de estos fármacos es innecesaria o se realiza de manera
inadecuada. Y lo peor es que las consecuencias de este uso inadecuado de
los antimicrobianos son muy graves: incremento de la mortalidad y morbilidad de
los pacientes con infecciones graves; de las reacciones adversas; de las
resistencias bacterianas y aumento del gasto sanitario.
Por todo ello nuestra recomendación es:
-No presione a su médico. La mayoría de las infecciones que
atendemos están provocadas por virus (que también producen fiebre) y no precisan antibióticos. Tenga paciencia,
escuche a su médico, pregunte dudas.
-Nunca tome antibióticos sin prescripción médica. Nunca los
adquiera de la farmacia sin receta médica.
-Si su médico se los recetó: tómelos correctamente en dosis
y duración.